Los trajes de buceo y el frío

El tema de los trajes de buceo y el frío es delicado. Por una parte, cada fabricante os intentará convencer de que sus modelos son los mejores, basándose generalmente en la poca experiencia del buceador novel que aún no sabe lo que quiere. Una vez vendido el traje, éste dura muchos años, por lo que mucha gente, cuando comprueba que pasa frío en el agua, no hace inmersión más que en verano, perdiéndose así la posibilidad de disfrutar del mar el resto del año.

Por otra parte, muchos clubes de buceo, que se constituyen en el primer punto al que una persona inexperta acudirá a por consejo sobre el tema, intentarán vender los trajes que tengan en su almacén. Esto significa que, generalmente, se venden trajes de 5 milímetros de grosor para un mar que, como los que rodean nuestro país, es demasiado frío para estos trajes durante, al menos, 9 meses al año.

La verdad es que entre unos y otros, hacen un flaco favor al submarinista, y como consecuencia somos muy pocos los que hacemos inmersión en invierno, cuando el mar está a unos 10 o 12 grados centígrados de temperatura.

Vamos a analizar los diferentes tipos de trajes de buceo que existen. Cada año aparecen novedades, pero todos los trajes se basan en los mismos principios para el aislamiento del calor del cuerpo de un submarinista del frío medio que lo rodea.

Los Trajes «Húmedos»

Son trajes hechos con un material plástico poroso y flexible llamado neoprenoEl principio de aislamiento de estos trajes no es el evitar que el agua de mar penetre en el traje como podríamos llegar a suponer, sino que se basa en permitir entrar una cierta cantidad de agua que queda retenida en las microceldillas del neopreno (recordemos que es poroso) y permitir que el calor desprendido por el cuerpo humano caliente este agua.

Si el agua permanece junto a la piel, ya caliente, evita que entre más agua fría, por lo que el cuerpo no pierde demasiado calor. Pero si este agua circula porque el traje no está bien ajustado, el agua caliente sale del traje y el agua fría penetra constantemente. El cuerpo intenta calentarla pero, como el agua está en circulación, no puede y se pasa frío.

El traje húmedo idóneo contra el frío

Un traje húmedo idóneo para bucear en nuestros mares durante todo el año deberá tener unos 7 milímetros de grosor, no menos. Este es el grosor de plancha más común entre los más gruesos que se comercializan. Los otros tamaños habituales son 3 mm, 5 mm (el que le venden a todos los novatos que, después, en invierno, no se pueden meter en el agua), de 6 mm y de 7 mm.

El traje ideal deberá ser de dos piezas. Los trajes monopieza de 7 mm protegen, si, pero la cantidad de neopreno entre el cuerpo y el agua es «solo» de 7 mm. y pierden calor por irradiación. Los trajes de dos piezas, mono y chaqueta, permiten que en sobre el cuerpo el grosor de neopreno sea dos capas, 14 mm mientras que brazos, piernas y capucha se quedan con 7 mm. permitiendo mejor movilidad. Además, lo importante es proteger el calor del cuerpo, que es lo principal.

Durante unos años estuvieron de moda los trajes con aislamiento de titanio, que se suponía que reducían la pérdida de calor por irradiación en un 20% al llevar una especie de film metálico bajo el recubrimiento de nylon, pero yo nunca observé que funcionasen mejor que los trajes de neopreno normal. Con el tiempo, pasaron de moda.

Los manguitos en tobillos, muñecas y CAPUCHA son un buen invento que los pescadores submarinos usan desde siempre, pero que los buceadores tardaron en descubrir. Desde mi punto de vista ambos son imprescindibles. Su efecto consiste en ajustar bien a la piel y por tanto se evitan corrientes de agua en brazos y piernas. Recordemos que una corriente de agua (fría) dentro del traje significa frío.

Hay trajes que presentan las mangas más delgadas, por aquello de facilitar los movimientos de los brazos y piernas, pero es un pequeño «suicidio» si el agua está fría. Mucha gente no tiene en cuenta que la pérdida de calor corporal no es solo en la zona del cuerpo, ya bastante protegida. La pérdida de calor en brazos y piernas es bastante importante, ya que la superficie de la piel es muy amplia y la irradiación de calor es un factor importante. De hecho, uno empieza a tener frío en las manos y pies, y este frío va progresando por brazos y piernas. Si permanecemos en el agua nos arriesgamos a una hipotermia, bajada de la temperatura central del cuerpo, el cual no puede compensar la pérdida de calor. Las mangas deben ser igual de gruesas que el traje, este punto es importante.

Accesorios imprescindibles

La capucha es imprescindible en agua fría, pensemos tan solo en un detalle, por la cabeza se pierde aproximadamente el 20% del calor corporal. Para evitar pasar frío, incluso en verano, es más que recomendable llevar siempre la capucha puesta. Las hay más finas y más gruesas, la elección es personal, pero al menos una capucha de 5mm en invierno es más que recomendable. Un problemas de las capuchas ajustadas es que acumulan aire expelido por nuestro regulador en su interior, los últimos modelos disponen de unos pequeños orificios en su parte superior que permite salir a este aire acumulado evitando indeseables problemas de flotabilidad.

Las personas con el cabello largo siempre tienen algún problema con las capuchas, puesto que hay que evitar que el propio cabello inicie una bolsa de agua fría en la cabeza. Desde trenzas a gorros de piscina bajo la capucha, cada cual encuentra su solución.

Por otra parte, con los trajes de neopreno todo el mundo habla del grosor del traje pero nadie de los guantes y escarpines, aunque todo el mundo sabe que el frío empieza por manos y pies. Tanto las manos como los pies deben ir adecuadamente protegidos.

Con los guantes se puede elegir un poco a gusto de cada cual. Desde guantes de gamuza para preservar el tacto de los fotógrafos submarinos, a las manoplas de tres dedos para inmersiones «polares», se puede elegir el tipo de guante que mejor nos vaya, debe ir ajustado sin apretar demasiado, y no debemos olvidar que, si aumentáis el grosor de los guantes, perderéis el tacto, cosa poco recomendable. Pero el frío también hace que las manos queden insensibles e incluso inhábiles, cosa que no debe pasar en un deporte técnico como el nuestro.

En cuanto a los pies, mi preferencia personal es usar escarpines duros, dado que hago muchisimas inmersiones desde playa.

Ahora bien, por el tema del calor, es posible usar escarpines blandos de neopreno, a modo de calcetines, bajo los escarpines duros. Tienen dos efectos, el primero es reducir la circulación de agua, el segundo es aumentar la protección térmica contra la irradiación de calor.

Si no disponemos de escarpines blandos, un buen calcetín de lana gruesa, hace el mismo efecto con bastante éxito.

 

Trajes semi-secos

Los «semi-secos» son trajes de neopreno monopieza a los que se han cosido manguitos en el cuello, muñecas y tobillos. Para cerrar el traje usan una cremallera estanca para reducir la circulación de agua dentro del traje al mínimo. Las cremalleras son delicadas, necesitan un mantenimiento regular o pierden la estanqueidad. Generalmente los manguitos son de neopreno suave que se ajusta perfectamente a la piel, aunque complican la tarea de ponérselos y quitárselos.

Los trajes semi-secos no son una mala solución para el buceo en agua fría, mucha gente los usa, pero aunque evitan la circulación de agua que ocurre en los trajes húmedos, acaban perdiendo calor por irradiación, por lo que en inmersiones largas, especialmente si no se nada activamente, se pasa frío también.

Estos trajes hoy en día suelen llevar siempre la capucha separada del traje, esto es así para permitir la instalación del manguito del cuello. La capucha debe ser gruesa, para evitar la pérdida de calor que comentábamos con los trajes «húmedos», y desde mi punto de vista es un accesorio imprescindible, como los guantes y unos buenos escarpines en los pies.

El problema con los trajes semi-secos es que acaban perdiendo calor por irradiación.

Trajes secos

drysuit

Los trajes secos son parecidos a los semi-secos pero los escarpines de los pies están unidos al traje, un punto menos por donde puede entrar el agua. Existen dos tipos principales de traje seco, los de neopreno y los trilaminados. Los primeros se basan en un traje semiseco con escarpines, mientras que los segundos están construidos con una tela flexible e impermeable, más ligera que el neopreno, pero sin sus propiedades de aislamiento térmico.

Ambos tipos de traje tienen manguitos en las muñecas y en el cuello o cara según el modelo. El principio de aislamiento se basa en que el agua (con una capacidad de enfriamiento mucho mayor -25 veces más conductividad térmica- que el aire) no entre en contacto con el cuerpo, por lo que uno puede bucear vestido con ropa normal (chándal) o con un mono térmico (conocido como «rata» en el argot).

El problema de los trajes secos es su propio principio de aislamiento. El traje está lleno de aire, que se comprime con la profundidad, perdiendo en parte el «aislamiento». Por ello hay que ir vestido dentro de estos trajes, para que el aire contenido en la ropa actúe como un aislante mínimo. El otro problema de estos trajes es que el aire flota. Para controlar este punto disponen de una válvula de llenado de aire en el pecho (conectada a la botella mediante un latiguillo) para mantener volumen del traje (y por ende, el aislamiento térmico) al descender y una válvula de vaciado en el brazo izquierdo para eliminar el exceso de aire al ascender.

Es importantísimo aprender a controlar la flotabilidad con estos trajes; hay que gestionar el inflado del traje seco como si fuera un jacket. Tener en cuenta que, con el traje lleno de aire hay que bucear con cuidado, no debemos ponernos en situaciones que lo puedan rasgar o pinchar (perdemos todo el aislamiento térmico y la flotabilidad), y generalmente hay que llevar más plomo en el cinturón de lastre, por su mayor flotabilidad. Por cierto, el jacket no es necesario con estos trajes, pero si muy recomendable, como medida de seguridad.

Con un traje seco se recomienda nadar manteniendo las aletas por debajo del centro de gravedad del cuerpo, ésto es así porque el mayor riesgo que implica nadar con traje seco es que el aire contenido en su interior suba hacia las piernas, donde el traje se hincharía y haga que las aletas se desprendan de nuestros pies (puedo certificar que pasa, lo he visto más de una vez), provocando además un ascenso incontrolado -«en boya»- a la superficie, algo extremadamente peligroso. Para prevenir estos efectos los trajes más modernos suelen llevar los escarpines bastante ajustados a la pierna (minimizando así estos riesgos de acumulación de aire) y rebordes en el talón para mantener las cintas de las aletas en su sitio

Los trajes secos son la opción ideal para bucear en invierno en nuestras costas.

Trajes a medida

Nadie tiene el mismo cuerpo que los demás. Hay gente más gruesa o más delgada a las que un mismo traje «prêt a porter» que solemos encontrarlos en las tiendas de buceo, no les va de la misma manera. El traje debe ajustarse al cuerpo, no debe ahogar al buzo si le viene pequeño (no protege más en este caso pues, al estar tenso, el neopreno reduce su espesor y las microceldillas reducen su volumen, perdiendo su capacidad aislante), ni debe venirle grande en ninguna parte del cuerpo (con lo que tendríamos bolsas de agua que se traducen en frío). Con los trajes secos lo mismo, si es más grande de la cuenta, almacena más aire en su interior, y se necesitan más plomos en el cinturón de lastre. Si un traje te viene grande, se puede recoser a la medida, pero hay poca gente que haga estos trabajos.

El frío. El gran enemigo del buceo.

¿Que temperatura tiene el mar en invierno? En el Mediterráneo, un mar templado, la temperatura mínima invernal es de unos 12ºC pero a menudo tenemos entre 8 y 10 ºC cuando sopla el viento del norte de forma continuada por unos días. En las costas Atlánticas la temperatura es también de 9 o 10ºC, y no es más fría por el beneficioso efecto de la corriente del Golfo en nuestras costas.

Es de sentido común que no se debe pasar frío, es más, es peligroso. Hay riesgo de hipotermia severa si uno no va bien protegido. No es el único problema. La vasoconstricción provocada por el frío en todo el cuerpo aumenta, y mucho, el riesgo de accidente de descompresión. Las tablas manuales de descompresión en buceo no tienen en cuenta este dato, aunque por suerte todos los ordenadores de buceo actuales sí lo contemplan. Bucead con ordenador. Es más caro, pero nuestra seguridad no tiene precio. Ahora bien, uno puede llevar el ordenador más caro y mejor en la muñeca, pero no le valdrá para nada si no se le consulta y se le hace caso.

No debemos olvidar que se puede bucear de forma diferente en invierno. Inmersiones más cortas, a menor profundidad, evitar la descompresión, nadando activamente para generar calor… la experiencia nos dice qué hacer, pero sobre todo, no paséis frío.

Como anécdota, una persona con buenas «reservas» naturales, es decir una persona un poco gruesa, aguanta mucho mejor el frío que una persona delgada. Como la protección natural no hay ninguna. No quiero decir que una persona delgada deba engordarse para bucear, para nada, pero si uno ya dispone de «biopreno», disfrutará de ciertas ventajas sobre quien no dispone de él.

Inmersiones más cortas, a menor profundidad, sin entrar en descompresión, nadando activamente es la primera recomendación para aguas frías…

Conclusiones

Debemos tener en cuenta que el traje de buceo «bueno, bonito y barato» no existe, por lo que debemos encontrar un punto medio que satisfaga al menos el primer punto (bueno) e intentar negociar con los otros dos. Para inmersión en aguas frías, buscad trajes que cumplan cuantos más requerimientos, mejor, de los que hemos mencionado.

Los trajes secos son algo más caros, se necesita más plomo para bucear con ellos, son delicados, y se necesita aprender ciertas técnicas para bucear con ellos, pero para mí son la opción ideal para bucear en invierno en nuestras costas.

Citar este artículo como:

Pontes, M.  (2018) "Los trajes de buceo y el frío," en VIMAR-Vida Marina, publicado el 26/12/2018, accedido el 21/03/2023 en (https://vidamarina.info/?p=379).

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Miquel Pontes
Informático de profesión, es fotógrafo submarino y naturalista aficionado. Submarinista desde 1994, su “logbook” cuenta con centenares de inmersiones en el mar Mediterráneo, mar Caribe y mar Rojo y en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Fundador del Grupo de Estudios M@re Nostrum en 1996, socio fundador de Grup de Recerca en Opistobranquis de Catalunya en 2010, socio fundador del Grup de Recerca VIMAR (Vida Marina) en 2012. Co-autor y webmaster del web dedicado a los moluscos opistobranquios del Mediterráneo e Iberia OPK - Opistobranquis, co-autor del libro "Els nudibranquis del mar català" publicado en 2020 por Brau Edicions, descubrió el interesante mundo de los opistobranquios en 1997 de la mano de sus compañeros de inmersión y desde entonces ha sido una línea de trabajo continuada, aportando fotos submarinas, observaciones hechas en el medio natural y colaborando en la difusión de este área del conocimiento. Autor y co-autor de múltiples publicaciones científicas sobre moluscos opistobranquios (y otros grupos animales), ha participado y participa en todo tipo de proyectos divulgativos (libros, revistas, webs, conferencias, exposiciones …) como medio para difundir su interés principal: proteger los mares y los seres que los habitan. Desde 2019 es coordinador del grupo VIMAR (Vida Marina) y es webmaster de esta página web.

Miquel Pontes

Informático de profesión, es fotógrafo submarino y naturalista aficionado. Submarinista desde 1994, su “logbook” cuenta con centenares de inmersiones en el mar Mediterráneo, mar Caribe y mar Rojo y en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Fundador del Grupo de Estudios M@re Nostrum en 1996, socio fundador de Grup de Recerca en Opistobranquis de Catalunya en 2010, socio fundador del Grup de Recerca VIMAR (Vida Marina) en 2012. Co-autor y webmaster del web dedicado a los moluscos opistobranquios del Mediterráneo e Iberia OPK - Opistobranquis, co-autor del libro "Els nudibranquis del mar català" publicado en 2020 por Brau Edicions, descubrió el interesante mundo de los opistobranquios en 1997 de la mano de sus compañeros de inmersión y desde entonces ha sido una línea de trabajo continuada, aportando fotos submarinas, observaciones hechas en el medio natural y colaborando en la difusión de este área del conocimiento. Autor y co-autor de múltiples publicaciones científicas sobre moluscos opistobranquios (y otros grupos animales), ha participado y participa en todo tipo de proyectos divulgativos (libros, revistas, webs, conferencias, exposiciones …) como medio para difundir su interés principal: proteger los mares y los seres que los habitan. Desde 2019 es coordinador del grupo VIMAR (Vida Marina) y es webmaster de esta página web.

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