Ahora que la Tierra nos ha obligado –a su manera– a parar y a confinarnos en casa, constatamos que hemos reducido nuestro consumo de los recursos del planeta al mínimo. Por primera vez en la historia reciente estamos haciendo lo correcto, aunque sea por los motivos equivocados: una situación de emergencia global que se ha llevado por delante la vida de centenares de miles de personas y el sustento de millones de familias.
De repente nos damos cuenta que hay un «nosotros» y no solo un «yo», y que nuestras acciones pueden implicar la vida o la muerte de los que nos rodean. También observamos que la contaminación del aire, que se cobra millones de vidas cada año, ha caído en picado. Con los aviones en tierra, los cruceros atracados en puerto y la industria casi paralizada, las emisiones de gases invernadero se han reducido drásticamente, y observamos que la naturaleza empieza a recuperarse de nuestros constantes abusos.
Pero es muy probable que todo esto dure poco. Haría falta un cambio de mentalidad a nivel global para que las sociedades humanas se volvieran justas y sostenibles.
Sabemos que los desastres naturales serán cada vez más frecuentes en el futuro por culpa de la destrucción sistemática de los ecosistemas. Deberíamos proteger la naturaleza aunque solo fuera para protegernos a nosotros mismos, incluso si lo único que nos interesa es la economía. No deberíamos desear volver a la “normalidad”, porque nuestra forma de vida hasta ahora representaba la esclavitud de generaciones enteras y el consumo irracional de los recursos naturales en nombre de la codicia. Nuestra “normalidad” es el problema.
El COVID ha demostrado que podemos detener nuestro impulso irracional de crecimiento continuo gracias a nuestra consciencia individual y a nuestras acciones colectivas. Podríamos utilizar este confinamiento –hay menos ruido y podemos pensar mejor– para que cada uno de nosotros reflexionase sobre lo que queremos y lo que realmente necesitamos. Podríamos resolver la crisis climática, la contaminación de los mares y la sobrepesca con las medidas adecuadas.
Por una vez, podríamos hacer lo correcto por los motivos correctos.
Informático de profesión, es fotógrafo submarino y naturalista aficionado. Submarinista desde 1994, su “logbook” cuenta con centenares de inmersiones en el mar Mediterráneo, mar Caribe y mar Rojo y en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Fundador del Grupo de Estudios M@re Nostrum en 1996, socio fundador de Grup de Recerca en Opistobranquis de Catalunya en 2010, socio fundador del Grup de Recerca VIMAR (Vida Marina) en 2012. Co-autor y webmaster del web dedicado a los moluscos opistobranquios del Mediterráneo e Iberia OPK - Opistobranquis, co-autor del libro "Els nudibranquis del mar català" publicado en 2020 por Brau Edicions, descubrió el interesante mundo de los opistobranquios en 1997 de la mano de sus compañeros de inmersión y desde entonces ha sido una línea de trabajo continuada, aportando fotos submarinas, observaciones hechas en el medio natural y colaborando en la difusión de este área del conocimiento. Autor y co-autor de múltiples publicaciones científicas sobre moluscos opistobranquios (y otros grupos animales), ha participado y participa en todo tipo de proyectos divulgativos (libros, revistas, webs, conferencias, exposiciones …) como medio para difundir su interés principal: proteger los mares y los seres que los habitan. Desde 2019 es coordinador del grupo VIMAR (Vida Marina) y es webmaster de esta página web.
Miquel Pontes
Informático de profesión, es fotógrafo submarino y naturalista aficionado. Submarinista desde 1994, su “logbook” cuenta con centenares de inmersiones en el mar Mediterráneo, mar Caribe y mar Rojo y en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Fundador del Grupo de Estudios M@re Nostrum en 1996, socio fundador de Grup de Recerca en Opistobranquis de Catalunya en 2010, socio fundador del Grup de Recerca VIMAR (Vida Marina) en 2012. Co-autor y webmaster del web dedicado a los moluscos opistobranquios del Mediterráneo e Iberia OPK - Opistobranquis, co-autor del libro "Els nudibranquis del mar català" publicado en 2020 por Brau Edicions, descubrió el interesante mundo de los opistobranquios en 1997 de la mano de sus compañeros de inmersión y desde entonces ha sido una línea de trabajo continuada, aportando fotos submarinas, observaciones hechas en el medio natural y colaborando en la difusión de este área del conocimiento. Autor y co-autor de múltiples publicaciones científicas sobre moluscos opistobranquios (y otros grupos animales), ha participado y participa en todo tipo de proyectos divulgativos (libros, revistas, webs, conferencias, exposiciones …) como medio para difundir su interés principal: proteger los mares y los seres que los habitan. Desde 2019 es coordinador del grupo VIMAR (Vida Marina) y es webmaster de esta página web.
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